Cerraste los ojos
y ese último destello
se difuminó poco a poco,
como tus latidos
hasta que te desprendiste.
Un instante en el que todo se parte.
El único límite real y tangente.
Final o inicio?
Incógnita permanente…
La muerte.
Te llevas contigo más que tu vida,
te llevas la mía,
En pedazos.
Creando ausencias y nuevas carencias.
Una etapa se termina.
Tu cuerpo se enfría
y dejas de ser tú.
Te vuelves recuerdo y melancolía,
destinada a transformarte
en la subjetividad de mi memoria.
Dejar de estar no es dejar de ser.
Y tú serás para mí, siempre.
Miro a las estrellas y quiero creer
que son algo más que polvo,
que ahora estás con ellas.
Y el tiempo egoísta, mezquino y avaro
no le importa y no se detiene;
Haciendo que tu partida parezca natural.
Transformando en absurdo
mi sentimiento más sustancial.
Miro tu cuerpo inerte,
no queda rastro de tu presencia.
Ahora eres sólo materia.
Y me pregunto…
Si yo soy más que eso.