Dijiste “te quiero” y en dos me partiste.
Una parte de mí ansía huirte
pensando que tus palabras perfectas
no son más que estrategias
Y desconfiada te observo, intentando leerte
manteniéndome fría, precavida y lejana.
Sin embargo, en tu piel solo encuentro
destellos cálidos que entibian mi sangre
Y cierro los ojos, aferrándome a tu cuerpo
mientras temerosa, detengo los versos
que florecen, e intento opacar la ilusión
con las huellas lodosas de pasadas experiencias.
Dijiste “te quiero” y en dos me partiste;
Dejando a mi alma por completo desnuda,
despojándome de cualquier armadura,
encontrando lo que tras el silencio guardaba:
Que te quiero de regreso.
Que me encuentro caminando en una cuerda floja,
donde tus manos son lo único que me detiene, suavemente
de caerme al barranco, y ese barranco eres tú.
Que todo se resume al instante en que me miras
y me dejo caer hacia ti, convirtiéndote en el único destino.
Que entre tus brazos me siento más vulnerable que nunca
y aparece una insoportable angustia entre cada beso
Dijiste “te quiero” y se rompió la línea temporal.
Nos quedamos solos piel a piel, Pensamiento a pensamiento.
Fijando una apuesta, inventando un nuevo camino
a recorrer, sin certezas ni dudas,
juntos.