insight

Ana ha tenido tantos hombres como pares de zapatos. Los encuentra, los usa hasta que le parecen incómodos y los bota, los cambia, decepcionada. Siempre espera más, siempre está buscando el zapato perfecto.

Cuando salimos siempre está atenta, buscando a ese, que la va a volver loca, que va a hacer que su cuerpo estalle de tanta adrenalina, que va a inundar cada célula, cada espacio, a ese que le va a romper cada fibra, cada rincón. Nunca pierde la esperanza.

Pero los sentimientos nunca son como los imaginamos, ni llegan en la forma que teníamos contemplada. A veces, ni nos damos cuenta que están ahí.

Creo que fue el otro día cuando se dio cuenta. Estábamos platicando, como tantas veces, y se le escapó. Un término conocido por los psicólogos como “insight”. Después de decirlo fue cuando supo, cuando ambos nos dimos cuenta. Ella está enamorada de mí. Y ésta forma de amor es contraria a lo que ella esperaba, pero lo sé, lo noto, la llena de calma, le permite sacar cada una de sus facetas, cada una de sus caras. No le da prisa, ni la llena de expectativas, ni ilusiones, ni esperanza. Ésta forma de amor crece sola, sin prisa. No tiene misterios, no la llena de incertidumbre, no cambia. Sólo es. Así como ella es, y yo soy.

En cuanto lo entendió cambió su mirada. Se calmó, como las llamas de una fogata, ardientes pero tranquilas. Cambió también el matiz de su sonrisa, como si guardara un secreto, un secreto que sólo nos pertenece a los dos. Y nos besamos, como tantas veces. Pero todo era distinto, no cambió lo que teníamos, cambió el significado.